sábado, 9 de julio de 2011

...¡Ñam!

Hace ya muucho años que escribí este pequeño relato. Si no apunté mal la fecha es su momento es del 5 de Noviembre de 2006. 
Cada vez que lo leo revivo ese momento, fue muy divertido.
Como siempre: espero que os guste!


"Mis ojos se percatan de que algo extraño hay muy a mi vera. Lentamente, desvían su mirada del ordenador, muy lentamente... Intento obligarlos a que sigan atentos a las cartas del solitario al que juego en todos mis momentos de aburrimiento y a la conversación que tengo con un amigo. Continúo intentándolo, pero al final, después de escribir todas estas líneas y de que mi cerebro mande, contra mi voluntad, una orden a mis manos de que finalicen ese tecleo de letras incesante y casi imparable, lentamente, muy lentamente, sin poder remediarlo, mis dos judas consiguen llegar a su objetivo. Recibo la imagen y me quedo totalmente paralizada, pensando que quizás si intento visualizar otra en mi mente, como por ejemplo el horizonte desde una bonita playa, mis ojos olvidarán todo cuanto han visto. Pero eso no sucede, la bonita playa que intento imaginarme se va transformando en algo de color negro, la forma empieza a ser cúbica, y rápida, muy rápidamente observo al final que, lo que yace a mi derecha, es una caja. El objetivo era claro, las galletas. LA galleta. Ahí está. Sola. En la caja. Sus trocitos de chocolate, sus trocitos de almendra, toda ella, redondita como solo ella sabe ser, está gritando silenciosa. “¡¡Cógeme, píllame y cómeme!!”
Hago un último esfuerzo esperando que mis manos, que dejaron en su momento de teclear, pulsen ahora un par de letras más y hagan que la cámara web se conecte. Cuando esta lo hace, lo único que diviso es la barbilla y el torso cubierto de mi amigo. Ahora, viendo ya su rostro, me dispongo a hablar por el micrófono y mostrarle cómo se disfruta realmente de la última galleta del paquete. ¡Ñam!, bocado tras bocado hago que deseara, cada segundo que pasa y cada pizca de masa que se deshace en mi boca, estar en mi lugar.
Cuando todo llega a su fin, sorprendida y casi fallecida después del mayor placer sentido jamás, después de haber esperado al momento adecuado para dar rienda suelta a su ansiedad, la realidad vuelve a cambiar. No podía creérmelo. Ahora, a pesar de haber sobrevivido a esto, lo que me esperaba iba a ser aún mejor. En la caja, esperadamente vacía, ocurría algo muy extraño: Había otra galleta."